Menos, es más. Menos, es el ahora.

¿Qué es el minimalismo?

 

Cuando hablamos de un minimalismo, entendemos que es la acción de reducir o soltar algo, a tal punto de dejar solo la esencia. Esa acción de soltar o reducir eso que no es necesario, genera una sensación de libertad, de satisfacción y de cambio. Esto puede funcionar muy bien para establecer un orden en nuestras vidas y en nuestras mentes.

En la publicidad, se toma al minimalismo, o inicialmente conocida como solución simple, a la creación de piezas gráficas que demuestran simplicidad y que funcionan sin la necesidad de contar con imágenes o textos recargados. Es decir, es buscar la forma más básica del diseño, la reducción a cero de los efectos 3D y el uso constante de colores más básicos y definidos.

 

Minimalismo en la vida

 

Joshua Fields Millburn inicia el documental en Netflix, Minimalismo: menos es más, con la siguiente pregunta: ¿cómo tu vida podría ser mejor con menos?

 

La respuesta está en, cuánto uno está dispuesto a reconocer lo menos valioso que hay en tus pertenencias, de lo que en verdad sí suma a tu vida. Para esto, Joshua Fields y su partner Ryan Nicodemus utilizaron dos técnicas que les permitieron sumarse al estilo de vida minimalista.

 

La primera, aplicada por Joshua, consistió en seleccionar un objeto que no aportaba un valor real en su vida y destinarlo como donativo, reciclaje o venta. Él hizo de esto una fórmula y redujo un objeto por día, el resultado fue que en un mes se había deshecho de 30 objetos que no generaban una diferencia significativa en su día a día.

 

En cuanto a Ryan, la técnica fue más agresiva, al ver que Joshua sonreía y se veía más feliz, optó por realizar la llamada “fiesta del embalaje”. Él, con ayuda de Joshua, empacó todas sus pertenencias en cajas realizando una “simulación” de mudanza. Ryan sacó solo cada objeto o prenda de vestir que necesitaba y que solía usar en su día a día, el resultado fue que solo sacó el 20% de todas las cajas; es decir, el 80% de objetos que tenía en su casa no le aportaba un valor real a su vida. Finalmente, ese 80% fue donado.

 

Así como Joshua y Ryan, podemos darle un respiro a nuestro entorno y tranquilidad a nuestras mentes, adoptando técnicas que nos permitan desprendernos de lo que no suma a nuestras vidas de manera gradual o drástica y logrando sumarnos al movimiento minimalista.

Minimalismo en la publicidad

 

Entonces nuestra pregunta es: ¿cómo la publicidad puede ser mejor con menos?

 

La respuesta está en enfocarse en el consumidor y la forma en cómo ellos consumen publicidad en estos tiempos. La digitalización ha logrado que todo se deba digerir mucho más rápido y que no haya mucho por decodificar, optando por reducir los recursos de la identidad gráfica y haciendo que los copys publicitarios sean más cortos y directos.

 

Es decir, en tiempos digitales, la aplicación del estilo minimalista puede lograr que la idea se potencie, pese a que esta técnica sea más compleja de realizar. Esto ya que la creatividad tiene que ser simple, y no tener la necesidad de contar con recursos recargados o textos interminables.

 

Si aplicamos un poco de historia publicitaria, el inicio de esta corriente minimalista se da a partir de la “Revolución Creativa” donde Leo Burnett, David Ogilvy; Doyle, Dane y Bernach (DDB), crearon la primera gráfica minimalista para Volks Wagen, llamada “Think Small”, la cual generó una revolución debido a su simplicidad y el potente mensaje que transmitió en su momento.

Como parte de nuestro aporte a técnicas que se puedan aplicar para este estilo de diseño gráfico recomendamos el uso de colores como el negro, gris y blanco por ser más activos y fuertes, es decir la aplicación de uno solo logra mayor impacto. En cuanto al diseño, debe quedar claro a simple vista y que el consumidor no necesite pensar demasiado para entender la pieza gráfica.

 

Finalmente, consideramos que el espacio vacío con el que cuente la pieza será la que determine cuánto poder va a ganar el objeto que vaya dentro. Es decir, crea un balance. Y la tipografía también debe usarse de manera correcta, es decir un máximo de dos tipos de fuente, así logramos que el diseño se vea ordenado y fácil de digerir.

 

Así como Josh y Ryan, que aplicaron técnicas para lograr un orden en su entorno, nosotros también aplicamos las técnicas adecuadas para que las piezas gráficas sean ordenadas, coherentes y generen una atracción especial y diferente en los consumidores actuales.

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